Abeja
Osmia submicans
Morawitz, 1870
Orden: Hymenoptera
Familia: Megachilidae
Origen: Nativa
Osmia submicans
Morawitz, 1870
Orden
Hymenoptera
Familia
Megachilidae
Origen
Nativa
DISTRIBUCIÓN
Mundial: Norte de África y sur de Europa.
En las islas occidentales es común desde las zonas bajas hasta las cumbres, siendo más frecuente en áreas de medianías; evita las costas más áridas del sur. En Lanzarote y Fuerteventura prefiere las áreas montañosas del interior, aunque también puede encontrarse en zonas costeras.
FENOLOGÍA
IDENTIFICACIÓN
Tamaño: 6 - 8 mm.

Como otras abejas del género Osmia, se caracteriza por el gran desarrollo que alcanzan la cabeza y las mandíbulas de las hembras. El abdomen, en cambio, es más bien corto, de color negro con estrechas bandas blancas en el borde posterior de los terguitos, anchamente interrumpidas en la zona central. Las hembras poseen una escopa de pelos negros en la parte ventral, poco aparente. La cabeza y el tórax están provistos de una pilosidad larga y laxa, marrón en la parte dorsal y blanca en la cara y en las partes inferiores. Los ojos son oscuros, con el tercio superior más grisáceo. En la ssp. canaria, propia de las islas occidentales, las hembras muestran un brillo metálico verdoso en la cabeza y el tórax, mientras que en la ssp. lanzarotae, de las dos islas orientales, y en la ssp. columbina, exclusiva de La Palma, el brillo es azulado; en todos los machos, en cambio, el brillo del tegumento tiende a una tonalidad más bronceada. Es muy característico de esta especie el comportamiento de posarse continuamente sobre piedras planas calentadas por el sol.

Osmia submicans (hembra), en Aeonium urbicum. Foto: Gustavo Peña.

Osmia submicans (macho). Foto: Gustavo Peña.

PLANTAS VISITADAS

Se encuentra bastante especializada en Fabaceae, como Lotus, Cytisus, Bituminaria, Chamaecytisus, Retama o Adenocarpus. También visita con cierta frecuencia plantas de otras familias, como Echium, Aeonium, Plocama, Sonchus, Asteriscus o Erysimum.

CICLO VITAL

Establece sus nidos en galerías en madera muerta o en pequeños huecos de rocas y paredes. En el interior construye diversas celdas de cría, delimitadas por paredes hechas con pulpa de hojas masticadas. En cada celda, deposita un huevo, junto a una bola de polen amasado con néctar. La larva se alimenta de esta mezcla y cuando termina su desarrollo entra en reposo, hasta emerger como adulto la siguiente temporada.

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