Seguramente habrás visto muchas veces a las abejas danzando sincronizadas alrededor de una flor y tal vez no te has parado a pensar lo que esto significa. Los polinizadores comprenden un diverso grupo dominado por las abejas junto con otros grupos como moscas, avispas, mariposas, polillas, escarabajos, aves y reptiles entre otros.
Mas del 90% de los principales cultivos en el mundo son visitados por las abejas (mientras que las moscas visitan el 30% y los restantes grupos solo el 6%). Y la gran mayoría de estas abejas, son especies solitarias y silvestres. En Canarias solo existen dos especies sociales manejadas, la abeja de la miel (Apis mellifera) y el abejorro culiblanco (Bombus terrestris canariensis), por lo que la enorme diversidad del grupo reside en estas abejas silvestres y solitarias con más de 120 especies en el archipiélago, muchas de ellas endémicas y exclusivas de las islas.
Y estas abejas juegan un papel vital como polinizadoras en el funcionamiento de los ecosistemas tanto naturales como agrícolas. Casi el 90% de las plantas con flor en el mundo dependen, al menos en parte, de la polinización animal. La gran mayoría de las plantas nativas y endémicas que conforman nuestros ecosistemas naturales canarios dependen de los polinizadores para su supervivencia. De la misma forma, la producción, el rendimiento y la calidad de más tres cuartos de los principales tipos de cultivos a nivel mundial, se benefician de la polinización animal, y más de un tercio depende directamente de los polinizadores. Poder disfrutar de comernos una sandía, un melón, un calabacín o una calabaza, y en menor medida almendras, aguacates, manzanas, mangos, melocotones, nísperos o peras depende principalmente de la presencia de estos polinizadores. En Canarias se estimó que la simple presencia de abejas y otros polinizadores genera un valor económico de la polinización de los principales cultivos para consumo humano de 35 millones de euros cada año. Por otra parte, son varios los estudios que han puesto de manifiesto que esa producción y calidad del cultivo dependen tanto de la abundancia como de la diversidad de polinizadores silvestres, pudiendo aumentar la producción agrícola en las pequeñas explotaciones hasta en un 24%. Es decir, cuanto más diversa es la comunidad de polinizadores visitando nuestros cultivos, más aumenta la producción y calidad de estos.
Hembra de Osmia latreillei polinizando una flor de almendro. Foto: Gustavo Peña
Por tanto, esas más de 120 especies de abejas silvestres canarias (junto con otros polinizadores) cumplen un papel fundamental para el mantenimiento de la salud de nuestros ecosistemas naturales, así como de la seguridad alimentaria del archipiélago. A nivel mundial, se ha estimado que la pérdida total de polinizadores supondría una disminución de más del 40% en la producción en 8 de cada 10 de los principales tipos de cultivo. En Canarias, algunos de los cultivos más vulnerables a la pérdida de los polinizadores son los kiwis, melones, sandías, calabazas y calabacines, manzanas, almendras, albaricoques, peras, ciruelas, membrillos o cerezas.
Una revisión reciente demuestra que la intensificación de la agricultura, la creación de monocultivos y la pérdida de vegetación natural tienen un impacto negativo en la abundancia y diversidad de abejas y otros polinizadores, generando consecuencias negativas en la producción agrícola. Por tanto, si realizamos unas prácticas agrícolas sostenibles, que mantengan setos naturales y las lindes, si disminuimos el uso de insecticidas o herbicidas, si dejamos zonas sin arar para aumentar la diversidad de recursos florales disponibles, y conservamos hábitats seminaturales donde las abejas puedan anidar, no sólo ayudaremos a conservar la biodiversidad canaria sino que mejoraremos el rendimiento y producción de nuestras cosechas, mientras disfrutamos de esa maravillosa danza canaria que fecunda los frutos de nuestra tierra.
Texto: Carlos Ruiz
